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ॐ YOGA EN EL PIRINEO

 

Tal y como esbozaba en el post anterior (Cómo elegir un retiro de yoga), este año me decanté por acudir al Pirineo, al Valle de Ordino en Andorra. Nunca había estado con anterioridad en Andorra y me pareció una ocasión perfecta para conocer la zona. Aunque sin duda he de decir que lo que me hizo decidirme por este retiro y no por otro, ha sido por las personas que lo guían: Gemma Vidal y Juan José Enrique. Si habéis leído un poquito de mi página web (en el camino), sin duda sabréis que gracias a ellos comencé a descubrir que era realmente esto del yoga, más allá de posturitas y de técnicas, a veces poco accesibles al común de los mortales (sin desmerecerlas, por supuesto, que todo tiene su utilidad y su momento).

 

Antes de decidirme hablé con un par de personas que ya habían acudido en años anteriores a este retiro (y ambos habían repetido, sin duda una buena señal) y después hablé con Juanjo en un taller de “Inteligencia emocional y yoga” que impartió hace unos meses, expresándole cuáles eran mis inquietudes con respecto al retiro y si estas podían verse cubiertas en él. El modo en que me expreso él los aspectos que trabajaban en el mismo, terminó por convencerme, así que… “Decidido: me voy a Andorra”.

 

Todo lo que ha rodeado a este viaje ha sido mágico en sí, ya que antes de ir hacia el retiro, me fui a Benasque, donde estuve con una amiga que conocí en otro retiro (ya os digo, que los retiros enlazan almas para siempre), nos fuimos a andar a Los Llanos del Hospital y allí nos sentamos junto a una cascada a hablar mientras dejábamos que el sonido del agua nos envolviera. Fue una mañana increíble, sintiendo esa conexión de la que a veces hablo, en la que siento que todos somos uno y que venimos de la misma fuente. Es como si nos conociéramos de toda la vida, sobran las palabras y el tiempo vuela.

 

Gracias compi Pico-Picapinos por recibirme con el alma abierta, dispuesta a compartir tu tiempo conmigo, siempre es y será un placer volver a coincidir en esta vida (y en las que haga falta).

 

Desde aquí bajé a Blanes; soy un ser marino, que necesita estar en contacto con el sol y con el mar, de modo que ya que había decidido pasar parte de mis vacaciones en la montaña (que también me encanta, dicho sea de paso), quería disfrutar aunque fuera un par de días del sonido de mar, del susurro del viento, de su caricia en mi rostro, hablándome de historias ya pasadas, de momentos rotos contra las piedras de la costa, dejando que se lleve sus pedazos, liberándome del lastre que a veces suponen.

 

Aunque he de confesar que para poder sentirme absorta en esta contemplación tuve que madrugar un poco y abandonar la costa cuando los bañistas comenzaron a aparecer. Había llegado mi momento de partir; de dejar el espacio libre para las siguientes experiencias.

 

Una última parada antes de viajar destino al Principado: Caldes de Montbuy. Y ¿Qué es lo que me llevó hasta allí? Otra alma. Nos conocimos en el congreso ibérico de yoga, apenas fueron unas horas las que compartimos en aquel congreso, pero justo aquí reside el poder del yoga, y es que parece que las almas afines se reconocen allá a donde vayan. Yoga es unión, de mente-cuerpo-espíritu, pero más allá de ensamblar estas piezas en ti, es unión con lo infinito y en lo infinito estamos todos, todos formamos parte de este absoluto.

 

Cuando le comenté que iba a estar por la zona, me invitó a ir a su casa, a pesar de que estaba preparando un viaje y estaba súper liada. Gracias compañera de camino, no te puedes imaginar el aprendizaje que supone estar contigo, una vez más sobraban las palabras, la conexión de alma es increíble, me siento reconocida en ti, en la belleza y en la fuerza de tus actos y decisiones. Sigue así, eres un ejemplo para todas las demás almas.

 

Y por fin, como todo en esta vida, llegó el momento de dirigirme al retiro, con la mente libre, los ojos llenos de la paz que me aportaron los paisajes del camino y el alma liviana y abrazada por estas experiencias que sin duda me llevaron a Andorra mucho más libre y más receptiva a todo lo que estuviera por acontecer.

 

Llegué al hotel y aun no me había bajado del coche cuando vi pasar a una chica en un coche rojo, no sé porque pero ya en ese momento sentí que estábamos conectadas. Evidentemente, el universo no tardó mucho en darme la razón: la chica del coche rojo, ella ha sido mi compañera de habitación durante estos días. Gracias compi, no te puedes hacer una idea de lo que ha supuesto compartir espacio, tiempo y pensamientos contigo, me has aportado una visión completamente distinta a la que yo tengo de la vida. En ti he visto a una mujer fuerte, luchadora, entregada a los demás, que no se rinde y que siempre tiene una palabra amable para regalarte. Recuerda siempre lo que vales. Y siempre, siempre, sé feliz.

 

Entre todos hemos formado una constelación; una constelación de 27 estrellas, que al amparo de la luna llena, se han dejado hechizar, y en el altar de la felicidad, se han permitido brillar con luz propia, como un mar de fueguitos.

 

Hemos creado entre todos el elixir de la vida, lo hemos esparcido, cual polvo de estrellas, para que un poquito de esta felicidad que ya traíamos guardadita en nuestro interior, esperando tal vez, a que alguien nos ayudará a encontrar la llave que abre la puerta a este reducto que a veces atisbamos en los demás, pero que en nosotros nos cuesta ver.

 

De colores nos ha pintado estas puertas nuestra Chamana, y es que no hay retiro que se precie, en el que no haya una Chamana, y junto con la mujer medicina nos han perfilado la conexión estelar entre cada una y cada uno de nosotros. Gracias a la Chamana habrá quien no vuelva a ver el café del mismo modo.

 

Aún queda algo por hacer y sé que tal vez aquí hayas encontrado la llave que abrirá esa puerta. Recuerda que tienes la capacidad de hacer lo que te propongas, tienes unas cualidades únicas, que te llevaran a donde tú decidas.

 

Y como no, acompañando a la Chamana venía una aprendiz de maga, que con su saber estar, con su bondad y con su cariño, ha llegado a calar en cada una de nosotras. No creo que haya conocido a muchas aprendizas de maga tan entregadas como ella, espíritu de superación donde los haya.

 

Y es que puede que esta sea la cualidad que más he visto en todas las estrellas de la constelación. He sentido la fuerza, el arranque de cada una de ellas. Cada una desde su brillo particular e inigualable, alumbrando las pequeñas sombras que teníamos los demás. Estrellas fuertes donde las haya, con mil brillos en su haber, cada una consciente de sus parpadeos, de los guiños de su luz. Pero sé que todas nos hemos ido brillando más fuerte aun si cabe, iluminando nuestra vida y a todos los que nos vamos encontrando ahora a nuestro paso.

 

Y quien no sepa, no pueda o no quiera ver nuestra luz, que haga el favor de apartarse, de dejarnos brillar, porque nos lo hemos ganado, nos lo merecemos y nos lo debemos a nosotras y a nosotros mismos. Somos luz y somos amor, y eso nadie lo podrá apagar.

 

Nuestra mujer medicina tuvo que partir un poco antes para llevar su saber y conocimiento ancestral a otros lares, pero sin duda, su luz estaba juntos a nosotras en los lagos de Tristaina, dejando que la lluvia terminase de limpiar nuestras mentes y nuestras almas ya irremisiblemente sublimadas.

 

Pero antes de ello, en otra ocasión, subimos a las alturas, cambiamos de reino, porque somos reyes y reinas de nuestro propio reino y este está más allá de donde estemos físicamente. Nos reflejamos en el Estany Blau, el lago azul, nos asomamos a sus profundidades que son las nuestras. Y observamos unas aguas tranquilas, que dejaban ver el fondo del lago, limpio, cristalino, reflejando aquello que iba con nosotras.

 

Y de repente, la niebla comenzó a caer, en cuestión de minutos, el lago, el valle, las montañas que lo rodeaban se vieron cubiertas de una niebla espesa que apenas permitía ver más allá de donde nos encontrábamos. Supongo que en la vida ocurre igual; cuando crees que todo está bien, que todo está tranquilo, que estás en tu centro, aparece la niebla tratando de desorientarte.

 

Por eso es importante tener buenos guías, buenos compañeros de viaje, estar rodeadas de personas que suman, que marcan la diferencia. Y como no, yo en este caso, estaba en la mejor compañía posible. Gracias por ser mi faro, por iluminar mi camino, no solo en la montaña, sino en el valle de la vida.

 

Bajando la montaña, en un recodo del camino, cada uno a su ritmo, habiendo andado su propio camino, aguardaba el resto estrellas viajeras, que han hecho de esta aventura algo único:

 

Nuestra Marie Curie particular, con su visión pragmática de la vida y la serenidad que se desprende de su presencia. Sabiendo que otras almas sabrán leer la sabiduría que hay en sus pasos para poder seguirlos. Felicidades por ejemplo que eres.

 

Nuestro súper yogui, que nos ha dado a todas y a todos una lección de humildad y de perseverancia. No había momento en que no le vieras en su Sadhana particular. Ya sabemos que asana solo es una parte del yoga, pero también sabemos que a través del trabajo corporal, podemos llegar a la mente. Estoy segura que encontrarás tu camino al bienestar: al físico, al psíquico y al que te propongas. Y es que no puede ser de otro modo con el tesón que pones en lo que te propones.

 

Nuestro explorador avanzado, que nos ha ido abriendo camino con su ejemplo e inagotable fuente de energía. Estoy segura de que nos seguiremos encontrando.

 

La magia del tarot, la simbología, desvelada por la humildad de otra mujer fuerte, que en el silencio de su presencia nos ha acompañado incluso sin nosotros percibirlo. Tú conoces el camino, estoy segura de ello. Y como toda sibila, bien acompañada de la luz que guía sus pasos, luz, que no solo ha guiado los suyos, ya que con su serena y silenciosa presencia, con el toque de su mirada mágica, te transmitía toda su esencia en un solo parpadeo. Algún día espero poder llegar a albergar parte de esa serenidad que nos has transmitido. Gracias.

 

El color, la forma de lo abstracto de la mano de nuestra Chagall, que tenía muy dentro de sí, toda esta capacidad artística. Pero todos hemos visto la valentía que has ido desprendiendo día a día, hasta que nos has permitido asomarnos a ese espejo maravilloso en el que se haya contenida tu verdadera esencia.

 

El antiguo secreto de la flor de la vida contenido en un recipiente insospechado, lleno de sabiduría pese a ser una estrella nueva. Y es que el tiempo no existe, quién dice que esta estrella lleve menos tiempo brillando que las demás. Yo creo que es una viajera del tiempo, se halla pululando ahí dentro, a la espera de hacerse más sabia y seguir resplandeciendo con más ímpetu si cabe.

 

Y en el dinamismo de una danza ancestral, cual derviches giróvagos, nos dejamos guiar una vez más por la libertad que supone conectar con esa parte que hay en todos nosotros, libres de miedos, vacíos de prejuicios, entendiendo el vacío como vacuidad, la naturaleza real de los fenómenos que en esta sala han tenido lugar a lo largo de los días. Gracias por ayudarnos a conectar con esa parte nuestra a veces tan desconocida. Nuestra estrella viajera, que ha puesto ritmo a nuestros procesos alquímicos.

 

Entre el fuego de esta danza, entre las llamas de la hoguera que iluminó nuestro baile, vi maravillas que me cuesta describir. Vi una leona en los ojos de una mujer, la fuerza, el arrojo emanando de cada uno de sus movimientos, abarcando todo el espacio a su paso, impregnando cada átomo con su presencia. Vi un cisne, la belleza etérea de la danza de Chaikovski representada en un revoloteo. Como el vuelo de una mariposa, mostrando sus colores, dejándose admirar. Y vi la jungla, todo tipo de animales, de plantas y árboles, materializados en nuestros cuerpos como materia viva de la que emanaba la fuerza y de la majestuosidad de cada movimiento.

 

Nuestra Beauty entregada, siempre compartiendo su experiencia, su forma segura de ir por la vida, su forma sincera y abierta de comunicarse, que nos enseña que se puede ir por la vida de muchas formas, pero siempre desde el corazón.

 

Y qué sería de un proceso alquímico sin la cualidad argentina que emana del brillo de nuestra luna llena, iluminando cada momento, poniendo luz a la oscuridad de los fogones mágicos, porque son duendes los que andan entre los pucheros y nos ofrecen su buen hacer. Obvio.

 

La elegancia en el movimiento, en el batir de alas de una abeja reina, sellando con su ejemplo de humildad, de saber estar, de compartir, la botella del elixir.

 

Me voy acercando al final, ya me quedan pocas estrellas por admirar, y no por eso las menos importantes, esto iba a ser una artículo corto y al final pretende ser una suerte de homenaje a todas y a todos vosotros, que me habéis acompañado en un trocito del camino. Un trocito importante, porque es de personas como vosotras de las que quiero aprender y seguir creciendo. Porque sois personas que suman, que tienen un gran potencial, unas cualidades increíbles para compartir y que además tenéis la voluntad de hacerlo. Recordad que si algún día vuelve la niebla, aquí tenéis una estrella que espera seguir brillando, intentando arrojar aunque sea un poquito de luz entre las sombras.

 

Y como no, de entre todos los agapornis, los agapornis mas dicharacheros. Los compañeros y compañeras de terraceo, mis paparazzi preferidas, y otra hechicera que me salvo la espalda con su ungüento mágico, otra de nuestras heroínas, que aunque puede que no lo sepa, también nos ha ayudado a transitar por el camino del guerrero, de la guerrera. Y es que la magia realmente reside en tu interior. Estoy convencida de que nos seguiremos encontrando, puede que más a menudo de lo que ahora creemos.

 

La sonrisa de la agaporni mayor, que ilumina todo a su alrededor con su alegría eterna, yo creo que esta ya se traía el elixir de casa. Gracias, porque no te puedes hacer una idea de lo bien que sienta tener cerca a alguien tan radiante, a alguien que te ilumina el alma.

 

Y la agaporni menor, vecina de balcón, compañera de aventuras, incansable, que ha marcado un punto de inflexión en estos días con su buen humor, su generosidad. Gracias, porque he sentido como desprendías una cariño incondicional, una ternura que iba más allá de la envoltura física. Eres de las personas que tiene la capacidad de acariciar el alma.

 

Maravilloso chicas.

 

Y el que probablemente fue el primero con el que hablé, al menos en la primera cena. Nosotros ya estábamos irremisiblemente conectados, igual que con el guía de la montaña. Ya había otra estrella en nuestra vida, que nos había alumbrado el camino, que nos había dirigido hacia aquí, a este lugar maravilloso en medio de las montañas en el valle de Ordino. Nuestro Norte en medio de la montaña.

 

Cómo agradecerte todo lo que has compartido. No hay palabras suficientes para describir todo lo que nos ha hecho llegar, no a un nivel teórico, sino profundo. Estoy convencida de que estas en el camino correcto, que todas las estrellas de nuestra constelación lo están. Y es que ya no hay vuelta atrás, estaremos unidas para siempre, por muchas vidas que pasen, por muy lejos que nos hallemos, siempre podremos mirar hacia arriba, observar la bóveda celeste y tener la confianza y la seguridad, de que alguna de esas estrellas nos está indicando el camino correcto.

 

Y si no se ve el cielo, si aparece la niebla y el guía no está cerca, recordad, tenemos un hacha (Parasu) para deshacernos de lo que ya no nos sirve, para liberarnos delos apegos, el hacha de Ganesha, el destructor de obstáculos y un lazo (Pasha), para atraer hacia nosotros aquello que realmente merecemos.

 

Como Ganesha nosotras también disparamos nuestras flechas cubiertas de flores (Pusphashara); son las proyecciones de nuestros pensamientos. Y cada flecha que disparamos llega a su destino, a su meta.

 

Gracias al acompañamiento de nuestra Shakti, la energía manifestadora y de nuestro Shiva, la energía emprendedora, hemos llegado hasta aquí. Ahora, es momento de regresar a casa, porque todo héroe, toda heroína, ha de volver al hogar. Una vez andado el camino, transitado el miedo, vencido al dragón o a la dragona, es momento de que reconozcamos que la verdadera felicidad se halla en nosotras, en nosotros, que nadie nos la puede dar y que nadie nos la puede quitar; solo nosotras somos responsables de nuestra verdadera felicidad.

 

Ánimo bellos agapornis. Seguiremos brillando en el camino de la vida. Y cual ave fénix resurgiremos de nuestras cenizas, porque cada uno de nosotros puede elevarse por encima de la adversidad. Sílbales a tus miedos, atraviesa los obstáculos y percíbelos como oportunidades para seguir creciendo.

 

Y me he extendido tanto, que porque no hacerlo un poquito más; total, esto parece más un libro que un artículo, pero como escribo por el placer de escribir, qué más se puede pedir.

 

Muchísimas gracias al Hotel Babot, y a todas las personas que han hecho que este viaje, que esta experiencia fuera aún mejor si es que eso era posible. La forma en la que nos han atendido, el trato familiar y cercano. La forma educada de pedirnos que bajáramos la voz a las tantas de la madrugada. Y es que ya se sabe que los yoguis duermen poco. Jajajaja. La verdad es que les hemos dado un poco de guerra, el exceso de energía y la luna llena son los responsables, seguro.

 

El entorno en el que se encuentra el hotel es inmejorable, en medio de las montañas, con el pueblo de Ordino a sus pies, la vista de las montañas al levantarme y la paz que reinaba en el ambiente al acostarme son algo que difícilmente olvidaré.

 

Las habitaciones tienen un grado de limpieza que puede ser la envidia de muchos hoteles, la comida buenísima, muy elaborada y variada, no creo que hayan repetido un solo plato a lo largo de los siete días. Así que gracias a todas esas personas que a veces permanecen un poco en la sombra: personal de limpieza, de cocina, de barra, de recepción, gerencia, jardineros…

 

Y sobre todo muchas gracias a Susana, que es quien regenta el Hotel, es increíble cómo ha estado pendiente en todo momento de que no nos faltará de nada y de que estuviéramos bien atendidas. El trato que nos ha dispensado ha sido magnífico, súper cercano y profesional a la vez. Todo un arte saber combinar ambos aspectos. Gracias.

 

Buen día y feliz brillar.

 

Om Shanti