Y es que parece que no está muy claro que es eso del yoga.
Constantemente vemos en las redes sociales y en los medios de comunicación a yoguinis y yoguis (mujeres y hombres respectivamente que practican yoga ) haciendo posturas imposibles, con los miembros retorcidos sabe Dios de qué manera, y es que yo aún no acierto a comprender como puede llegar un pie a la oreja contraria, previo paso por la axila.
Y sin embargo, por otro lado tenemos esa otra parte, tal vez más asociada a la cultura oriental donde nos imaginamos a un montón de gente sentada en el suelo y vestida de naranja, entonando el mantra OM.
Y entre esas dos visiones... ¿Dónde queda el yoga?
Pues tal vez en ninguna y sin embargo puede que en ambas.
Y es que hacer yoga está más relacionado con la persona que lo realiza, con la actitud que tiene al hacer las cosas que con lo que hace en si.
Lo que si que tenemos claro, es que el yoga no es un deporte. Si bien podemos obtener de su práctica los beneficios físicos y mentales resultantes de cualquier práctica deportiva, los beneficios del yoga van más allá. El objetivo del yoga no es alcanzar ese bienestar psicofísico.
La palabra yoga viene del sanscrito, de la raíz "Yuj" que significa unir, por lo que en muchas ocasiones definimos el yoga como la unión mente-cuerpo-alma, tres partes indivisibles del Ser.
Sin embargo, puede que una forma de expresarlo, tal vez un poco más acertada desde el punto de vista filosófico oriental, sería: Yoga es la unión de la esencia espiritual (el Alma humana/individual) con el Espíritu Universal (el Alma Universal); La unión del Atman con Brahman.